0.5º BITTER END
No te metas en líos, te dijeron. Pasar desapercibido hasta que las cosas se calmen, sugirieron. Un buen consejo para el forense jefe, el Dr. Beckett Campbell, teniendo en cuenta que fue encontrado revoloteando sobre el cuerpo del acusado de asesinato en serie Craig Sloan, con una piedra ensangrentada en la mano.
Un buen consejo.
El problema es que ni siquiera unas vacaciones en Virgin Gorda son suficientes para que Beckett escape de sus demonios. No ayuda que esté ocurriendo algo extraño en la isla, algo que tiene que ver con bebidas amargas y bikinis. Algo que implica contrabando de drogas y una habitación secreta llena de mujeres... mujeres amordazadas y atadas.
Nada le gustaría más a Beckett que seguir los sabios consejos de sus colegas, pero él no es como ellos; no es un Médico Forense cualquiera. Beckett tiene su propio conjunto de reglas, principios rectores que le llevan a lugares a los que la ley simplemente se niega a ir.
Pero esto tiene un precio. Cada vez que Beckett se deja llevar por sus impulsos, deja atrás una pequeña parte de sí mismo... una parte de su alma que nunca podrá recuperar.
1º ORGAN DONOR
Para el Dr. Beckett Campbell, médico forense jefe, el juramento hipocrático siempre ha sido más una sugerencia que un principio rector...
Beckett no es un patólogo forense cualquiera, por eso no se sorprende cuando llega a su mesa un contenedor con órganos extirpados por expertos. Lo alarmante, sin embargo, es la nota que lo acompaña... la nota que sugiere que esto es sólo el principio, que hay más en camino.
Y luego está el mensaje oculto. El que revela el secreto más oscuro de Beckett, lo que le diferencia de todos los demás.
No puede acudir a la policía, ni a sus colegas, ni siquiera a sus amigos más íntimos en busca de ayuda.
Sólo depende de Beckett averiguar de dónde proceden los órganos antes de que muera más gente. En el proceso, se ve atrapado en un sádico juego del gato y el ratón con un brutal asesino que le hace reevaluar su propio código moral. Y cuando Beckett descubre por fin la sorprendente verdad sobre el origen de los órganos, se plantea la siguiente pregunta: con más de 100.000 personas esperando un órgano en Estados Unidos y menos de 15.000 donantes, ¿quién merece vivir y quién merece morir?
¿Y tiene Beckett derecho a elegir?
2º INJECTING FAITH
«La muerte es sólo una enfermedad... y yo tengo la cura».
Beckett sabe que debe ignorar las ignominiosas palabras de un pastor desconocido que llegan a su bandeja de entrada. También sabe que no sólo se arriesga a enfurecer a un hombre vestido de civil si decide investigar, sino que cambiar sus vacaciones le garantizará enfadar a su novia, Suzan Cuthbert.
Pero las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias, y Beckett se niega a dejar que nadie se burle de su profesión, y menos un vendedor de aceite de serpiente con un camisón glorificado.
Puede que Beckett perdiera la fe hace años y que desde entonces haya hecho cosas que le han llevado a la lista de los malos. Pero eso no le impedirá impartir su particular tipo de justicia, si surge la necesidad.
Y lo hará... porque los problemas parecen seguir al buen doctor como la peste.
«Si la muerte es sólo una enfermedad, entonces yo soy el huésped definitivo».
Beckett ha vuelto, nena, y es hora de un nuevo tatuaje. A menos, por supuesto, que el Todopoderoso decida intervenir.
3º SURGICAL PRECISION
Beckett ha vuelto, pero esta vez no le preocupa un nuevo tatuaje... a menos que sea un tatuaje carcelario.
Debería haberlo visto venir; después de todo, una persona sólo puede ir por ahí impartiendo su particular justicia durante un tiempo sin llamar la atención.
Atrapado entre un bisturí y un orinal, sólo un improbable aliado puede ayudarle a salir de la cárcel. Pero para ello tendrá que revelar su verdadero yo, incluidas las partes desagradables que Beckett nunca ha mostrado a nadie. Esto también significa poner a la gente que le importa en peligro... no sólo de sufrir daños, o potencialmente de la ley, sino de volverse como él.
Además, en este mundo apenas hay sitio para un médico sarcástico y loco, y mucho menos para un segundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario