Más dolorosos que el amor... son los secretos que nos atan y nos dividen.
A la deriva en un cielo ensombrecido por la guerra, buscamos, nos duele, buscando a la mujer que huyó de nosotros.
Rompimos su corazón, pero ella desplegó sus plumas, nuestro amor, nuestra pequeña paloma, escapando de nuestras garras en alas blancas y puras.
Uno de nosotros se eleva sobre las almenas, perseguido por los errores del pasado, jurando nunca repetirlos.
El otro atraviesa muros de piedra y odio, ansioso por destruir los grilletes de su pasado, decidido a encadenarla a él en su lugar. Para siempre.
Las lealtades se rompen.
Las amistades se ponen a prueba.
En medio del caos, una afirmación se mantiene irrefutable: la recuperaremos.
Será nuestra.
Vuelve a casa con nosotros, cuervo blanco.
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