No me arrepiento de lo que hice. Lo volvería a hacer. ¿Pero qué pasa ahora?
La reliquia que mantiene la contaminación a raya se ha fracturado y todo es culpa mía. A medida que las fracturas crecen, es solo cuestión de tiempo antes de que la contaminación se libere.
Solo hay una solución. Encontrar al Dagda y rogarle que arregle lo que rompí.
Estoy a punto de entrar en una carrera contra el tiempo. Si fallo, el mundo tal como lo conocemos pagará el precio.
Un precio que no podemos permitirnos.
Las decisiones tienen consecuencias y las mías están a punto de morderme en el trasero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario